A una semana del peor tiroteo de los Estados Unidos, la ciudad de Orlando aún llora a las víctimas de la masacre. Por tercer día consecutivo, familiares, amigos y vecinos dieron el último adiós a algunas de las víctimas.
En medio del luto, la intolerancia volvió a la ciudad con los fieles de una iglesia Bautista, quienes intentaron impedir los homenajes contra la comunidad gay, una manifestación que fue bloqueada gracias a la intervención de un grupo de activistas disfrazados de ángeles.
De otro lado, en su mensaje semanal a la Nación, el presidente Barack Obama exhortó al Congreso a trabajar en políticas serias para poner restricciones a la libre venta de armas.