Cientos de manifestantes volvieron a tomar las calles de París para protestar contra la reforma laboral que impulsa el gobierno de François Hollande.
La Policía anti disturbios lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes, que respondieron con botellas y piedras contra los agentes de seguridad. Se sabe que la jornada terminó con una decena de detenidos.
En tanto, François Hollande consideró que las protestas son legítimas debido a que la juventud no está satisfecha, pero se mantuvo firme sobre su reforma.