El fenómeno atmosférico ha desatado miles de comentarios, sobre todo porque se registró solo horas después de que el Papa Benedicto XVI anunciara que dejará el cargo el 28 de febrero, pues ya no siente la fuerza necesaria para dirigir la Iglesia Católica.
Muchos han atribuido significados divinos a la tormenta y caída del rayo en Roma. En especial porque Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, declaró que la dimisión de Ratzinger “ha sido como un rayo caído a cielo abierto”.