En el Centro Cívico de Lima, a pocos metros de avenidas congestionadas y estaciones del transporte público, existen espacios que al caer la tarde dejan de ser parques para convertirse en refugios precarios. Entre rejas, desniveles y acumulación de basura, varias personas en situación de calle han levantado covachas improvisadas donde pasan la noche, expuestas al frío, la violencia y la indiferencia de una ciudad que continúa su rutina.
Carlos, un adulto mayor que llegó desde Iquitos en busca de trabajo y de su familia, vive hoy en uno de estos espacios. No sabe con exactitud su edad ni tuvo acceso a educación formal. Su historia está marcada por la ruptura de vínculos y el abandono progresivo, una situación que comparten muchas de las personas que ocupan estos parques sin contar con apoyo social sostenido ni atención permanente del Estado.
Covachas en el Centro Cívico: sobrevivir en medio del abandono
A pocos metros de la vía del Metropolitano, Hanko —nombre con el que se identifica— habita una covacha ubicada sobre una reja, a la que solo se accede trepando y asumiendo riesgos constantes. Relata una infancia atravesada por violencia y carencias afectivas, así como una etapa posterior en la que logró cierta visibilidad como creador de contenido y cantante, antes de perder ingresos y redes de apoyo. Hoy, su testimonio refleja el impacto de los traumas no atendidos y la fragilidad de quienes terminan viviendo en la calle.
La inseguridad en la zona es recurrente. Durante la tarde se registran enfrentamientos y agresiones sin que la presencia de serenazgo o fiscalización sea efectiva o constante. Incluso cuando ocurren hechos de violencia a plena luz del día, la respuesta institucional resulta limitada. Mientras Lima se llena de luces y mensajes festivos, en estos espacios la Navidad no llega: solo persiste la noche, la exclusión y una realidad que ocurre en el centro de la ciudad, pero que muchos prefieren no mirar.


