El protagonista de la procesión católica más multitudinaria de Perú, se quedó este sábado sin salir de recorrer las calles de Lima por segunda vez en 333 años a causa de las prohibiciones de aglomeraciones para evitar contagias por la pandemia del COVID-19.
Tras el estado de emergencia, los fieles devotos deberán verlo a través de las rejas y hacerle sus pedidos con las medidas de bioseguridad correspondientes.