La necesidad de movimiento es fisiológica en la niñez, y si bien puede parecer que los más pequeños se adaptaron mejor que los adultos a estar en casa, muchas veces quedan expuestos a un exceso de información que no son capaces de procesar debido a la crisis por el coronavirus COVID-19.
Porque cumplir con la cuarentena significa, para ellos, reprimir sus impulsos de movimiento y exploración. Porque son quienes absorben las incertidumbres del entorno y sin entender mucho qué es lo que pasa un día dejaron de ver a sus amigos de colegio y a sus profesores y se adaptaron a hacer las tareas y aprender de otra manera.
En nuestro país la pobreza se acentúa en diversos grupos de edad y la falta de recursos en estos hogares se asocia a un mayor riesgo de desnutrición, abandono escolar o falta de acceso a servicios médicos, entre otras carencias que los diferencian de los hogares no pobres.
Según INEI, en el 2018, la probreza afectó al 30,6% de los niños menores de 5 años; al 29,2% entre 5 y 9 años; al 29,3% de entre 10 y 14 años.
Los más afectados ante este estado de emergencia, son los ancianos y los niños, pero esta semana nuestra wawita Morelia García recibió el llamado de un pediatra venezolano, que por cierto está registrado como activo en el Colegio Médico del Perú que de noche labora en una clínica y de día intenta acudir a las zonas más vulnerables de la capital para atender aquellos males que por ahora en los hospitales no están atendiendo.
Un equipo de “Al Sexto Día” los acompañó hasta los cerros más altos de Lima, esta vez en el AA.HH. "Praderas del Sur", en Villa María del Triunfo y ahí tomando todas las medidas de higiene y seguridad, decenas de niños recibieron consulta médica y medicinas gratis, gracias a su buen corazón y a su extraordinario don de vocación.
