Según las cifras manejadas por el Ministerio de Salud (Minsa), en el Perú cerca de 160 mil personas son invidentes por diversas causas y unas 600 mil sufren de alguna discapacidad visual, que les compromete su calidad de vida, desarrollo integral y bien familiar.
En nuestro país la principal causa de ceguera es por catarata bilateral, con 47 por ciento; seguida por errores refractarios no corregidos con 15 por ciento, glaucoma con 14 por ciento y la retinopatía diabética con el 5 por ciento.
Estas cifras también indican que el 37 por ciento de los ciegos por cataratas se encuentran distribuidos en regiones de la sierra y selva, en su mayoría población rural; el 63 por ciento restante se ubica en zonas urbano-marginales de la costa, incluyendo Lima y Callao.
La prevalencia de ceguera en el país es cerca del 0.6 por ciento si se incluye a las personas con limitación visual severa y la mayoría de los casos puede ser prevenible, tratable o recuperable.
Ante realidad, nuestra reportera Mónica Queirolo, asumió un nuevo reto, descubrir el calvario al que muchas personas le llaman vida a oscuras. Son muchas las personas con diversas discapacidades las que padecen en una ciudad, como Lima, poco amigable y correctamente estructurada a su beneficio y esta vez, el sentido más importante de todos, la vista, sería totalmente nula para el desarrollo de este experimento.
Ser invidente es ser aún más vulnerable al peligro y nuestra reportera estuvo expuesta a él en todo momento.