El acoso callejero es otra forma de violencia de género, una agresión que se produce por relaciones desiguales de poder: quien acosa, el hombre, se cree con el derecho de decirle a la acosada, la mujer, lo que piensa de ella, de su físico generalmente, o hacerle insinuaciones sexuales, y en todos los casos incomodándola y generando un malestar.
El acoso sexual callejero es una practica, lamentablemente muy común, de connotación sexual ejercidas por una persona desconocida, en espacios públicos como la calle, el transporte o espacios semi públicos que suelen generar malestar en la víctima.
Estas acciones son unidireccionales, es decir, no son consentidas por la víctima y quien acosa no tiene interés en entablar una comunicación real con la persona agredida, en muchos casos solo busca satisfacer una necesidad física. Sin embargo, continúa viéndose como algo normalizado, hasta el punto de que muchas veces no lo llamamos acoso sino piropos.
Pero que sucede cuando la víctima está bajo los efectos del alcohol y ¿Hasta qué punto pueden llegar los peligros a los que se expone una mujer cuando se encuentra sola de noche y en estado de ebriedad?
Nuestra reportera, Morelia García vivió en carne propia las desagradables y peligrosas situaciones a las que se enfrentan millones de mujeres cuando salen solas de una fiesta y caminan por las calles de Lima, quedando al asecho de gente inescrupulosa.
Este experimento de “Al Sexto Día” revelará los diferentes tipos de acoso sexual que se hacen ante una mujer desprotegida, por no encontrarse lúcida para poder defenderse.