Un accidente de tránsito puede frustrar los sueños de una familia. Es lo que le pasó a Julio Pillaca, un joven de 27 años que se esforzaba al máximo para sacar adelante a sus hermanos, hasta que un accidente de tránsito lo dejó prácticamente inválido.
Julio trabajaba en una fábrica de plásticos y con los pocos ingresos que obtenía apoyaba en la canasta familiar y además costeaba los gastos de estudios de sus hermanos. Su rol era el de padre y madre en su hogar.
Sin embargo, el joven sufrió un atropello y desde entonces apenas puede caminar. Ha perdido la capacidad motora e incluso no puede hablar. Su madre Gloria es la única persona que lo asiste, pues es prácticamente imposible que se movilice por sus propios medios.