El chisme, una práctica presente en todos los niveles sociales, en todas las culturas y ha estado presente a lo largo de la historia de las relaciones humanas, siendo una actividad cotidiana que muchas personas realizan casi sin pensar, es casi como respirar.
Por curiosidad, entretenimiento o solo para fortalecer relaciones sociales, el compartir rumores o detalles sobre la vida de otros es algo natural en el ser humano.
Pero los chismes no siempre son positivos, ya que involucra divulgar información privada que, sin el consentimiento de los involucrados, puede tener consecuencias negativas.
LA CIENCIA Y EL CHISME
Un reciente estudio de la Universidad de Pavía de Italia, reveló que el acto de chismear no solo es una forma de conectar con otros, sino que también trae beneficios para la salud.
La investigación reveló que “el cerebro genera más oxitocina, conocida como la “hormona de la felicidad”, cuando hablamos sobre otras personas”.
“Este efecto se asemeja a lo que ocurre al dar un abrazo o un beso, actividades que también liberan esta hormona. Adicionalmente, el chisme ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona vinculada al estrés, que además eleva los niveles de glucosa en la sangre”, indica la investigación.
En esta crónica de Al Sexto Día, acompañe a Ric La Torre, a comprobar que tan beneficioso es para la salud chismear y que tan felicidad brinda a las personas.