En nuestro país, la inmigración italiana aportó no solo costumbres europeas, sino también su variada gastronomía que caló en los paladares más exigentes de los peruanos. Donde una gran variedad de platos típicos genoveses se adaptaron y por un mestizaje cultural recurrieron a ingredientes andinos para suplir la falta de productos mediterráneos.
Los primeros negocios de inmigrantes italianos que instalaron en Lima y Callao fueron de servicio de comida, como fondas, chinganas, cafés, pulperías, y las tradicionales panaderías, que han dejado un gran legado para nuestros paladares como el panetón o las empanadas rellenas, así como las pizzas en todas sus variaciones.
El mayor aporte de la gastronomía italiana a la peruana es la introducción de las pastas, componente fundamental de platos como la sopaseca o la sopa a la minuta.
El mejor ejemplo de las pastas en la mesa son los spaghettis a la bolognesa que pasaron a llamarse tallarines en salsa roja., que mientras que en Italia se comen solo con tuco, con salsa ragú o simplemente salsa napolitana, en nuestras mesas se suele cocinar con una pieza de pollo o carne de res en la salsa de tomate.
Pero usted se imagina ¿Poder combinar sus platos criollos favoritos con las más exquisitas y tradicionales pastas italianas?. Nuestra reportera Mónica Queirolo nos enseña en la siguiente ruta gastronómica que hoy es posible saborear la riquísima Salchica Huachana, un buen Guiso de Seco, lomo saltado y hasta Ají de Gallina en las clásicas pastas italianas que tanto nos encantan.
