En el mundo, el Kung Fu Shaolín es una de las artes marciales tradicionales más respetadas y admiradas. Las personas que lo practican, los monjes Shaolín, también son considerados como los guerreros más comprometidos con la este arte milenario. Sin embargo, el Kung Fu Shaolín es mucho más que una simple arte marcial. Se trata de una parte de una espiritualidad completa cuya base es el budismo. El camino de un monje Shaolín requerirá que cambie su vida por completo.
Los monjes Shaolín renuncian a muchas cosas, se refrenan de placeres típicos que damos por sentado y dedican sus vidas por completo a su fe.
El Kung Fu, como lo dio a conocer al mundo Bruce Lee, no se aprende para pelear, sino para disciplinar el cuerpo y por la belleza de emular los movimientos de los animales, lo cual brinda armonía con la naturaleza. El estilo shaolín es una visión del mundo y un estilo de vida completos guiados hacia la creación de un individuo equilibrado y fuerte que esté en calma con su mundo.
El aspecto de arte marcial del Kung Fu comprende manifestaciones físicas de una espiritualidad completa que se deberá aprender y por la que se guía la vida como monje shaolín.
Estas habilidades que quizá solo se cree que poseen los guerreros chinos, pero aunque usted no lo crea en nuestro país también es posible ser parte de esta cultura con el Kung Fu Shaolín, es así es como nuestro reportero Diego Pareja vive y sufre con cada parte de su cuerpo la cultura china a través de su destreza en su camino para convertirse en un discípulo Shaolín.