Cada 25 de agosto se celebra en nuestro país y el mundo, el Día del Peluquero y del Estilista, en la cual se reconoce y valora a estos profesionales que con mucho arte se encargan de resaltar la belleza. Esta ocupación es una de las más antiguas en la historia de la humanidad.
Entre los egipcios, quienes se dedicaban al arreglo de barba y cabello eran personas distinguidas y respetadas. En remoto México, su predecesor es el barbero, que antes de la llegada de los españoles era denominado entre los aztecas como tecimani, quien se encargaba de ayudar a los texoxotlaticitl o cirujanos a rasurar las zonas indicadas para realizar sus operaciones.
El origen de esta celebración se remonta al siglo XVI. En estos años la profesión de peluquero sólo era ejercida por plebeyos. Cuenta la historia que un peluquero que atendía a la Corte del Rey Luis XV, realizó su trabajo de una manera tan brillante que el propio Rey se lo agradeció nombrándolo Caballero.
En su celebración, “Al Sexto Día” con tijeras en mano salió a las calles para cambiarle radicalmente la cara y el cabello a muchos transeúntes en un original e inigualable reto de cambio de look callejero.
