¿Quién iba a imaginarlo?, cenizas de humanos convertidas en joyas. Si un ser querido muere, enterrarlo o cremarlo es, en la mayoría de los casos, un momento doloroso, pero a muchos les gustaría tener un recuerdo en físico que sea parte de aquella persona que ocupó un lugar especial en sus vidas.
Por eso una empresa en Suiza con presencia en distintas partes del mundo es la encargada de realizar el complejo y, por qué no, fascinante proceso de transformación, con un mínimo de 500 gramos, la compañía extrae el carbono de los restos del difunto y lo convierte en grafito. Luego lo somete a alta temperatura y presión para que, finalmente, salga el diamante en bruto
Pero este proceso no solo serían con restos humanos, la firma europea planea, además, alcanzar con su negocio a las mascotas.