El ataque armado contra el precandidato presidencial Rafael Belaunde Llosa, ocurrido la mañana del martes 2 de diciembre en Cerro Azul, Cañete, ha generado fuerte preocupación en el ámbito político y reavivado el debate sobre la seguridad de quienes aspiran a cargos públicos. Aunque el hecho ocurrió en medio de su campaña, el exministro descartó que se trate de un atentado vinculado a actos partidarios y calificó el episodio como “inexplicable”.
En diálogo con la prensa, Belaunde relató que salió prácticamente ileso del ataque y agradeció la rápida respuesta de la Policía Nacional. Señaló que lo ocurrido pudo tener consecuencias fatales y consideró un milagro haber sufrido solo raspones. “No considero otra cosa más que un milagro que no haya tenido más que unos raspones que son posteriores al incidente”, declaró.
El precandidato también pidió no normalizar la violencia y exhortó a que las investigaciones sigan su curso. “Mi único mensaje es dejar que la policía haga su trabajo. No podemos aceptar ser víctimas, hay que organizarnos y defendernos. Esto ya está en manos de la policía”, afirmó Belaunde, subrayando que los ciudadanos no deben tolerar estos episodios de inseguridad.
INVESTIGACIONES EN CURSO
Por su parte, el comandante general de la Policía Nacional, Óscar Arriola, confirmó que, según el testimonio del propio Belaunde, no había recibido amenazas ni extorsiones previas. Añadió que el precandidato respondió al ataque efectuando al menos 12 disparos mientras se encontraba solo en el vehículo. Las autoridades vienen revisando cámaras, peajes y testimonios como parte de una investigación exhaustiva que será comunicada oportunamente a la opinión pública.


