Un día lleno de alegría y con baile incluido fue el que tuvo no solo el presidente Pedro Pablo Kuczynski y su familia, sino todo el Perú. Para el presidente, las actividades por esta festividad comenzaron desde muy temprano en su vivienda.
La primera en dirigirse a la avenida Brasil fue la esposa del mandatario, Nancy Lange, quien llegó a bordo de una camioneta privada. Minutos después, las hijas del presidente, siempre con buen ánimo, llegaron para presenciar el Desfile y la Gran Parada Militar.
Por su parte, el presidente Kuczynski dejó de lado su fiel camioneta para a bordar su vehículo oficial y enrumbar a la avenida Brasil. No solo los periodistas pugnaban por acercarse a Kuczynski. Cientos de asistentes estuvieron esperándolo durante horas y lo recibieron entre gritos y aplausos.
Gestos que fueron respondidos de la mejor manera, pues desde que abordo la jeep que lo llevaría hasta el estrado oficial no paró de saludar a los miles de asistentes que estaban apostados a lo largo de toda la avenida Brasil. Ya en el estrado oficial, dio el visto bueno y comenzó el desfile patriótico.
Pasaban los minutos y, al igual que la alegría de los presentes, el sol llegaba a su punto más alto. Tanto que el mandatario tuvo que colocarse una gorra para enfrentarlo.
Como broche de oro para cerrar el desfile, su ya característico baile no podía faltar. Y la retribución con los ciudadanos que se dieron cita desde muy temprano tampoco. Al lado de su esposa e hijas, caminó varias cuadras para despedir a los asistentes que se mostraron más que emocionados.