Participaban de la sesión de Fiscalización del Congreso sin ningún inconveniente, pero antes de que inicie el debate del preinforme del caso agendas Nadine Heredia, Julia Teves tomó la palabra y anunció que se retirarían de la sesión.
Inmediatamente, los ocho congresistas nacionalistas que se encontraban en el hemiciclo Raúl Porras Barrenechea abandonaron el lugar: Ana Jara mandaba besos a sus compañeros del grupo de trabajo, Santiago Gastañadui también hacía lo propio.
Solo Josué Gutiérrez y Heriberto Benítez retornarían a la sesión. Mientras que en Pasos Perdidos, sus compañeros de bancada organizaban una conferencia de prensa: el objetivo, atacar a la Comisión de Fiscalización y a su presidente, Gustavo Rondón.
Pero ahí no quedaron los ataques. Los nacionalistas hasta se animaron a decir que Gustavo Rondón era un infiltrado del fujimorismo. Con el pre informe aprobado, Rondón salió a responder los ataques provenientes del nacionalismo.
El parlamentario de Solidaridad Nacional defendió el trabajo realizado en la Comisión de Fiscalización y negó de manera rotunda tener alguna vinculación con el fujimorismo. Incluso les recomendó a sus pares nacionalistas someterse a un chequeo médico.