24 Horas Edición Domingo

19/10/2025

Tres invasores irrumpen en vivienda de San Juan de Lurigancho y familia logra enfrentarlos

María Alcántara y sus hijas descubrieron a tres hombres dentro de su casa en la urbanización Santa Elizabeth; denuncian que los delincuentes usan casas abandonadas para esconderse.




El miedo volvió a apoderarse de los vecinos de la urbanización Santa Elizabeth, en San Juan de Lurigancho, luego de que tres hombres ingresaran sin autorización a una vivienda habitada por una mujer de 63 años y sus dos hijas. La dueña del predio, María Alcántara, se llevó un gran susto al descubrir a los intrusos dentro de su casa, a plena luz del día. Entre gritos y desesperación, logró alertar a sus vecinos, quienes salieron en su auxilio mientras los sujetos intentaban huir por una vivienda abandonada contigua.

Vecinos denuncian abandono de predios y falta de control policial

De acuerdo con los residentes de la zona, los invasores aprovechan las viviendas desocupadas que fueron expropiadas por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) para la futura construcción del anillo vial periférico. Según Alcántara, estas casas se han convertido en refugios para personas de “mal vivir”, sin que ninguna autoridad haya tomado medidas preventivas. Pese a los intentos de los vecinos por reforzar los accesos con tablones y ladrillos, los sujetos lograron ingresar nuevamente, generando temor y frustración entre los habitantes.

La afectada denunció además la falta de atención en la comisaría de Santa Elizabeth, donde aseguró haber esperado por horas antes de que se registrara su declaración. Solo tras insistir ante el comisario, se logró la detención de los tres presuntos invasores. “Tuve que hacer un escándalo para que me escuchen”, relató Alcántara, quien teme que los detenidos recuperen su libertad rápidamente.

El problema de inseguridad no se limita a los domicilios. El comedor popular del sector también fue víctima de robo: los delincuentes sustrajeron dinero, víveres y utensilios de cocina, lo que obligó a cerrar el servicio que beneficiaba a decenas de familias. La presidenta del comedor incluso recibió amenazas en su propia casa para que retire la denuncia. Hoy, los vecinos de Santa Elizabeth piden patrullaje constante y la intervención inmediata de las autoridades municipales y policiales.


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