En el Perú, la violencia contra transportistas se ha vuelto parte del día a día. Conductores, cobradores y pasajeros viven bajo amenaza constante de organizaciones criminales como los DESA, siglas de Delincuentes Extorsionadores Secuestradores Antitren.
La segunda generación de esta red, conocida como DESA II – Los Occidentales, volvió a hacerse notar con fuerza en abril de este año, tras el asesinato de Paul López, chofer de la empresa Aquarius, atacado a balazos el 2 de abril. Este hecho marcó el inicio de una nueva investigación policial que destapó el resurgimiento de la organización, ahora bajo un nuevo modus operandi.
Según las pesquisas, tras la caída de la primera generación y de su líder, el delincuente conocido como “Maldito Criss”, los nuevos integrantes se camuflaron creando empresas de fachada con las que amasaron millones de soles provenientes de la extorsión y el sicariato.
El ministro del Interior, Carlos Malaver, reveló que se han congelado 50 cuentas bancarias y se incautaron alrededor de 20 millones de soles, manejados mediante siete empresas fachada que usaban la técnica del pitufeo. Los fondos eran enviados a Ecuador y Colombia, para luego llegar a Venezuela, y finalmente retornar al Perú blanqueados como ingresos de supuestas compañías legales.
OCHO CARPETAS FISCALES
La Fiscalía Provincial, a cargo de Nelly Millones, detalló que la investigación agrupa ocho carpetas fiscales que involucran al menos diez empresas sospechosas. El caso alcanza dimensiones transnacionales y está vinculado al Tren de Aragua, red criminal venezolana con presencia en varios países de la región. Hasta ahora, se investiga su relación con cinco asesinatos en el país y operaciones financieras ilícitas que superarían los 20 millones de soles.