En la avenida Miguel Iglesias, límite entre los distritos de San Juan de Miraflores y Villa El Salvador, la falta de infraestructura adecuada convierte cada temporada de lluvias en una pesadilla para cientos de familias. Padres que deben cargar a sus hijos para evitar que se empapen, vecinos cruzando con los zapatos mojados y vehículos salpicando lodo son escenas diarias en esta vía que, lejos de facilitar el tránsito, se ha transformado en un obstáculo constante.
Infraestructura deficiente, peligro permanente
Los residentes denuncian que el problema radica en la ausencia de cunetas, elemento básico que permitiría el drenaje del agua. Sin ellas, las lluvias convierten la pista en una enorme poza de barro. Esto no solo genera incomodidad, sino que representa un peligro constante: niños corriendo hacia sus escuelas entre charcos, adultos resbalando en el lodo y vehículos que podrían perder el control por el asfalto deteriorado. A pesar de ser una situación recurrente, no se perciben acciones por parte de las autoridades locales.
La pista, además de mal diseñada, presenta hundimientos en diversos tramos que agravan la acumulación de agua. Cada año, vecinos exigen soluciones, pero solo reciben promesas que no se concretan. “Solo vienen cuando hay campaña”, comenta un residente, visiblemente molesto. Mientras tanto, las unidades de transporte urbano no circulan con normalidad y muchos usuarios deben esperar largas horas para llegar a sus destinos.
El abandono se siente a cada paso. Los vecinos reclaman que si esta zona fuera parte de un sector más acomodado, la situación sería otra. En cambio, afirman sentirse ignorados, como si vivir en una zona popular los condenara a convivir con el barro, el peligro y la indiferencia estatal.