En apenas una semana, cuatro mototaxistas han sido asesinados por mafias criminales que buscan imponer el terror para lucrar con extorsiones. El más reciente crimen quedó registrado en cámaras de seguridad: en menos de diez segundos, un trabajador perdió la vida víctima de la violencia que se ha esparcido por casi toda la capital. La situación mantiene en vilo no solo a los transportistas, sino también a los miles de usuarios que dependen de este servicio para movilizarse.
La inseguridad ha obligado a los mototaxistas a reducir sus horarios de trabajo. Antes podían operar hasta las diez de la noche, pero ahora muchos terminan su jornada a las siete por miedo a ser atacados. "Ya no es seguro", comenta un conductor, mientras otro lamenta que cada salida a trabajar sea un riesgo de no regresar a casa. La alerta entre los motorizados es constante: cualquier movimiento sospechoso los obliga a estar en máxima vigilancia.
Según cifras de la Fundación Transitemos, cerca de 400 mil mototaxis circulan actualmente en Lima, con mayor concentración en las zonas de Lima Norte y Lima Sur. Debido a la demanda, este servicio ha comenzado a expandirse hacia distritos menos periféricos como San Miguel, Pueblo Libre, Lima Cercado y Magdalena. El temor ahora es que el fenómeno de extorsiones y asesinatos se traslade también a estas zonas.
USUARIOS SE SIENTEN INSEGUROS
Los usuarios no son ajenos al miedo. Algunos aseguran que ya no se sienten seguros ni siquiera al caminar, mientras que otros comparan el nivel de violencia actual con los peores años del terrorismo. "Esto es peor", afirma una usuaria entre lágrimas. Si no se toman medidas policiales efectivas, el gremio de mototaxistas podría convertirse en el próximo blanco de la violencia sistemática que hoy ya golpea a los buses de transporte público.