“Los llevo en el corazón, que Dios los bendiga y por favor no se olviden de rezar por mí”. Con estas palabras se despidió el Papa Francisco en su visita al Perú en 2018. Una frase sencilla, pero profundamente representativa de su pontificado, marcado por la cercanía y la humildad. Para el sacerdote agustiniano Pablo Larrán, Jorge Mario Bergoglio se distingue de sus antecesores por gestos concretos como rechazar los lujos vaticanos y optar por medios sencillos de transporte, como un modesto automóvil o incluso viajar en bus junto a otros cardenales el día de su elección.
Ese estilo directo y sencillo también se ha traducido en una Iglesia más abierta al diálogo. El párroco Omar Sánchez Portillo destaca que Francisco permitió conversar sobre temas antes considerados tabú: desde el acompañamiento a personas LGTBIQ+, hasta divorciados y madres solteras. Pero también marcó una línea firme: tolerancia cero frente a los abusos sexuales dentro de la Iglesia, una política que él consolidó tras los primeros pasos dados por Benedicto XVI.
Francisco también recogió el legado de Juan Pablo II, el llamado “Papa de las multitudes”, y supo convocar a millones en su visita a nuestro país. En la misa celebrada en la base aérea Las Palmas, dejó un mensaje que aún resuena en muchos peruanos: “No dejen que les roben la esperanza”. Para muchos fieles, ese llamado sigue siendo vigente en estos tiempos difíciles, como recuerda el padre Sánchez Portillo.
¿QUIÉN SERÁ EL NUEVO PAPA?
Ahora, con el fallecimiento del Santo Padre, el mundo católico se prepara para la elección de su sucesor, prevista entre el 6 y 11 de mayo. Serán 135 los cardenales convocados, quienes deberán alcanzar una mayoría de dos tercios para definir al nuevo Papa. Un nuevo pontífice que, como dice el propio Sánchez Portillo, deberá continuar con el legado de apertura, justicia social y verdad, sin temor a incomodar, pero siempre fiel al mensaje de Cristo.
