El nuevo aeropuerto Jorge Chávez, cuya inauguración se acerca, enfrenta una preocupante realidad: los accesos planificados reducirán drásticamente la capacidad vehicular, aumentando el riesgo de colapso. Ositran ha alertado que el flujo de vehículos por hora disminuirá de 3,480 a solo 1,422, lo que generará congestión severa en los próximos años y podría derivar en una crisis de tráfico para el 2028, cuando aún se usará el acceso provisional por Morales Duárez.
Actualmente, el aeropuerto es abastecido por nueve carriles de ingreso a través de las avenidas Faucett y Tomás Valle. Sin embargo, el nuevo acceso contará únicamente con tres carriles, lo que representa una drástica reducción en la capacidad de tránsito. Esta deficiencia no solo afectará la experiencia de los pasajeros, quienes podrían perder sus vuelos, sino que también traerá consigo importantes pérdidas económicas y logísticas.
Ante esta situación, Ositran ha instado al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) a implementar estrategias de gestión dinámica del tráfico, como una semaforización inteligente. En respuesta, el MTC ha anunciado que Morales Duárez contará con un tercer carril y accesos ensanchados a los puentes cercanos. No obstante, expertos en infraestructura vial, como Edwin Derteano, han señalado que estas soluciones son insuficientes y que se requiere una planificación más integral.
ACCESO RECIÉN PARA 2029
Los accesos definitivos al nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez recién estarán listos en el año 2029, cuando se complete la vía rápida de la avenida Santa Rosa. Hasta entonces, los pasajeros y transportistas deberán enfrentar un sistema de accesos limitados que amenaza con convertir la llegada al aeropuerto en una pesadilla diaria como es el intenso tráfico sobre todo en horas punta.