Un nuevo derrumbe en la Carretera Central, a la altura del kilómetro 69, dejó varados a cientos de vehículos por más de seis horas. Las intensas lluvias provocaron el desprendimiento de rocas y tierra, obligando al cierre parcial de la vía mientras se realizaban labores de limpieza y refacción del talud. La fila de camiones, buses y autos se extendió por siete kilómetros, con conductores y pasajeros resignados a esperar una solución.
A pesar de los trabajos de limpieza, la desesperación se apoderó de los afectados. Algunos conductores apagaron sus motores, mientras que otros intentaban avanzar en pequeños grupos, solo para darse cuenta de que el tráfico seguía detenido. La incertidumbre se reflejaba en las declaraciones de pasajeros y transportistas, quienes reclamaban la falta de infraestructura vial adecuada y la inacción de las autoridades. "Pagamos peaje para estar detenidos seis horas", expresó indignado un dirigente transportista.
En medio de la espera, algunos intentaron buscar alternativas. Los autos más pequeños lograron tomar la antigua carretera central, una vía de trocha y tránsito lento, pero que se convirtió en la única opción para salir del embotellamiento. Mientras tanto, los conductores atrapados tuvieron que ingeniárselas para conseguir alimento y resistir las largas horas de espera.
CONTINÚAN LAS LLUVIAS
Al caer la noche, la lluvia volvió a hacerse presente, complicando aún más la situación. Aunque la maquinaria pesada trabajaba a toda marcha para despejar la vía, el panorama seguía siendo incierto. La jornada terminó con una pregunta que se repite entre los afectados: ¿Cuándo estará lista la nueva Carretera Central que evite estos problemas recurrentes?
