Damaris Maira Ochoa Urrutia, de 22 años, y su hijo de cuatro años fallecieron calcinados en un incendio ocurrido en el asentamiento humano Tiwinza, en el Callao. Según testigos, la joven intentó proteger a su hijo abrazándolo, mientras las llamas los envolvían. Familiares y vecinos lamentaron la tragedia, denunciando que pudo haberse evitado si una vecina hubiera permitido romper su pared para facilitar la salida de las víctimas.
El incendio también afectó cinco viviendas construidas de madera, dejando a varias familias sin hogar. La pareja de Damaris, quien intentó salvar a su hijo, no pudo lograrlo debido a la rapidez con que el fuego se propagó. Testigos aseguran que el siniestro se habría originado por un corto circuito, aunque las causas aún están bajo investigación por parte de criminalística y la Fiscalía.
Los habitantes del asentamiento humano, que carecen de agua y desagüe, manifestaron su preocupación por la vulnerabilidad de sus viviendas ante emergencias. Este es el cuarto incendio registrado en la zona, y aunque reciben apoyo de la municipalidad con víveres y atención médica, reclaman una solución definitiva al problema del acceso al agua potable.
ASISTENCIA A LOS DAMNIFICADOS
Las autoridades locales y regionales han brindado asistencia a los damnificados, pero los vecinos insisten en que se necesita mayor compromiso para mejorar sus condiciones de vida y, de esa manera, se pueda prevenir tragedias similares en el futuro. La comunidad está de luto y exige justicia para Damaris y su pequeño hijo que han dejado un gran vacío en su familia.
