El cuerpo de Leyla Cristóbal fue hallado la mañana del 15 de enero en la vivienda de su expareja, Roberto Carlos Palomino, en El Agustino. La joven madre había desaparecido el 31 de diciembre, desatando una intensa búsqueda que incluyó operativos policiales, recompensas ofrecidas por el alcalde y el apoyo de vecinos y familiares. Lamentablemente, fue encontrada enterrada a 45 centímetros de profundidad, en el mismo lugar que ya había sido revisado en tres ocasiones por las autoridades.
Las sospechas sobre Palomino tomaron fuerza luego de que este se quitara la vida mientras estaba detenido por la desaparición de Leyla. Durante los operativos en su vivienda, se emplearon pruebas de luminol y perros entrenados sin éxito. Según el coronel Figueroa, a cargo de la investigación, se presume que el autor utilizó insumos para ocultar evidencias y dificultar la labor de las autoridades, lo que explicaría los fallos en los primeros procedimientos.
Este desenlace ha generado indignación en la comunidad. Vecinos del cerro San Pedro criticaron la falta de resultados previos, señalando que la policía había ingresado varias veces al lugar sin encontrar nada, a pesar de excavar y usar equipos especializados. La familia de Leyla también cuestiona por qué no se actuó con mayor precisión y rapidez desde el inicio de la investigación.
CONTINÚA DILIGENCIAS
Tras más de seis horas de diligencias, el cuerpo de la docente Leyla Cristóbal fue trasladado a la Morgue Central de Lima para determinar las causas exactas de su muerte. Este caso ha generado un rechazo generalizado por parte de la comunidad, quienes exigen justicia para Leyla y su familia.
