En marzo de 2017, el río Huaycoloro se desbordó con furia, convirtiendo calles en ríos de barro, piedras y madera, dejando a miles de familias de Lima Este en peligro. Hoy, siete años después, la amenaza de nuevos desbordes sigue latente, mientras las autoridades advierten que el nivel de preparación es insuficiente para enfrentar posibles emergencias.
El alcalde de Lurigancho-Chosica, también presidente de la Mancomunidad Lima Este, ha solicitado declarar el estado de emergencia en el distrito. Zonas como Huampaní, Girasoles y Carapongo son consideradas altamente críticas debido a su vulnerabilidad. Esta situación pone en riesgo a miles de familias, especialmente porque aún no se cuenta con la maquinaria necesaria para descolmatar los cauces.
Desde la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN), se han proyectado obras prioritarias en las quebradas Quirio, Santo Domingo y Mariscal Cáceres, cuya ejecución comenzará en marzo de 2025. Además, las defensas ribereñas en puntos críticos del río Rímac, que protegerán hasta la zona del aeropuerto, tienen como plazo de entrega el año 2028.
La ejecución del Proyecto Quebrada Huaycoloro será la primera solución integral para Lima, beneficiando a más de 15,000 vecinos de sectores como Cajamarquilla, Nievería, Campoy y Huachipa. La infraestructura contempla más de 10.5 kilómetros de canalización, con muros de más de 4 metros de altura, diseñados para desviar el caudal hacia su desfogue natural en el río Rímac.
DESCOLMATACIÓN
Actualmente, en el sector Praderas, de Lurigancho-Chosica, han iniciado trabajos de descolmatación, pero el avance es lento. La ANIN, tras recibir proyectos inconclusos de la Reconstrucción con Cambios, trabaja en completar las obras por etapas. Mientras tanto, se espera que la disminución del caudal del río Rímac permita avanzar en las acciones preventivas y evitar que se repitan las devastadoras imágenes de 2017.