Luis Felipe Vidal pasó sus últimas horas rodeado de su familia, disfrutando de un momento de calidez que ahora se ve marcado por la desgracia. Su repentina muerte ha dejado a sus seres queridos devastados, quienes sostienen su fotografía y claman por justicia. “Felipillo”, como cariñosamente lo conocían, fue una de las dos víctimas colaterales de un ataque ocurrido en una combi en el Callao.
La fatalidad se presentó en una noche ya dolorosa para su familia, que se encontraba despidiendo a otro ser querido. A los 62 años, Luis Felipe Vidal regresaba a casa en taxi, pero por motivos aún desconocidos, el conductor decidió no continuar el viaje. Esta decisión lo llevó a abordar una combi que horas más tarde se convertiría en el escenario de su trágica muerte.
Su familia ha enfatizado que no llevaba consigo su arma de fuego. Como policía retirado, Vidal había estado alejado del servicio durante cinco años y deja a un pequeño de 11 años en la orfandad. Su pérdida se suma a la de Silvia Callo Huamaní, otra víctima inocente, quien también dejó atrás a una hija de 11 años. Silvia trabajaba como asistente administrativa en la Oficina de Migraciones del Callao y regresaba a casa después de un día de trabajo.
FAMILIARES EXIGEN JUSTICIA
Las muertes de Luis Felipe y Silvia han dejado un vacío enorme en sus familias, quienes ahora enfrentan el dolor y la incertidumbre en un contexto de creciente violencia. Ambas víctimas, ajenas al conflicto que desencadenó el ataque, representan la urgencia de un llamado a la acción por parte de un Gobierno que, para muchos, ha fallado en garantizar la seguridad de sus ciudadanos.