24 Horas Edición Central

22/02/2024

Los bunkers del Terror: policía descubre viviendas usadas por delincuentes para torturar a sus víctimas

El general en retiro, José Baella, aboga por criminalizar el terrorismo urbano debido a la brutalidad con la que estas organizaciones criminales tratan a sus víctimas.




Estos son los famosos y temibles bunkers de la criminalidad, situados estratégicamente en zonas aparentemente tranquilas de Lima Norte, como Carabayllo y San Martín de Porres, así como en los distritos de Lima Este, como Santa Anita y San Juan de Lurigancho. En estos lugares, en simples viviendas, se ocultan verdaderos centros de terror, donde delincuentes mantienen cautivas a sus víctimas en condiciones inhumanas.

Recientemente, las autoridades policiales intervinieron un espeluznante bunker en Carabayllo, donde se encontraron armas de fuego, drogas, explosivos y chalecos policiales. Un recinto preparado meticulosamente para ser el epicentro de las operaciones de una banda criminal, donde mantenían a sus víctimas en cautiverio.

Este descubrimiento macabro causa temor en la población tras el escalofriante caso de un empresario asesinado por sus captores cuando intentaba escapar. Las investigaciones apuntan a determinar si este lugar sería otro centro de operaciones y cautiverio de estas organizaciones criminales.

Recordemos que el pasado 28 de enero, en el mismo inmueble, la policía encontró 12 calabozos acondicionados y reforzados con planchas de metal. En uno de estos recintos, se halló a Kevin, un joven barbero de 21 años, quien fue mantenido en cautiverio durante varios días por sus captores.

Respecto a este tema, el general en retiro José Baella insiste en la necesidad de tipificar como delito el terrorismo urbano, dada la crueldad con la que estas organizaciones criminales, con vínculos internacionales, están operando en el país.

HECHOS HISTÓRICOS DE SECUESTROS

Los secuestros se han convertido en la nueva forma de intimidar y sembrar el terror entre pequeños y medianos empresarios. Este fenómeno recuerda a algunos de los casos más sanguinarios de la época del terrorismo en Perú, como los secuestros de los empresarios Raúl Hiraoka Torres y Antonio Furukawa en 1993, perpetrados por el MRTA.


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