Como cada tercer sábado de junio celebramos el día del Chicharrón de cerdo peruano, un plato bandera que no puede faltar en nuestra mesa, y eso lo saben bien Doña Olga y su esposo, dos maestros de profesión, que dejaron las aulas para emprender en el negocio de la chicharronería.
Ella maestra de inicial y él docente del nivel secundario, a la par con sus carreras, los fines de semana impulsaban por mantener su pequeño negocio, sin embargo, tras problemas con el magisterio, tuvieron que optar por seguir con la chicharronería y dejar su profesión.
Según cuentan, el negocio es una legado familiar, ya que las familias de ambos docentes contaban con un negocio siempre vinculado a la gastronomía en la capital.