En los últimos años Lima ha sufrido la proliferación de informales locales de lavados de autos, que desperdician enormes cantidades de agua ensuciando y dañando la vía pública.
Esta problemática es más notoria a lo largo de la avenida Universitaria, por ejemplo, los llamados "carwash" en plena calle forman un lodazal en el pavimento ya ausente, el que intentan tapar con basura.
Un negocio formal que al inicio de la pandemia invirtió en el primer túnel carwash de Sudamérica que cuenta con cuarenta metros de recorrido para lavar autos en apenas un par de minutos.
En este contexto, un sistema formal de lavado de autos realiza una nueva experiencia que no es de terror sino que utiliza una estrategia de marketing llamativa con motivo de la fiesta de Halloween.
En cuatro minutos, un auto es enjabonado a profundidad, enjuagado y secado con unas enormes turbinas. Aquí el agua no se tira, sino que se recicla. Debajo de la estructura hay un sistema de tratamiento que limpia el agua para reutilizarla.
Antes del inicio de la pandemia, el negocio pudo funcionar apenas un mes, ahora poco a poco van ganando popularidad y continúan operando para reactivar nuestra economía.
