Lo que pacería ser una vía segura para quienes recorren la ciudad en bicicleta y transitan los distritos de Miraflores y San Isidro, se convirtió en una pesadilla. La tan anhelada ciclovía, con cincuenta metros de largo por seis de ancho en el llamado puente de la amistad, provocó una división entre los ciudadanos.
Decenas de ciclistas que transitan por la zona no están conformes con la obra. Ellos aseguran que lo ideal sería que San Isidro, Miraflores y Barranco compartan un solo malecón.
Los vecinos de Miraflores y San Isidro denuncian que la ciclovía comprendida dentro del puente en lugar de mejorar el tránsito de bicicletas y otros medios de micromovilidad lo que han hecho es perjudicarla.
