Los ciudadanos bolivianos residentes en el país recibieron con algarabía la dimisión de Evo Morales al cargo de presidente, tras permanecer casi 14 años en el poder.
Ellos se concentraron en los exteriores de la embajada de Bolivia, ubicada en el distrito de San Isidro, llevando banderas y pancartas.
Por su parte el internacionalista, Ramiro Escobar, manifestó que este suceso representa un “quiebre institucional muy severo como las irregularidades en el proceso electoral de un fraude prácticamente comprobado”.
Tras la salida de Evo Morales, el poder recaería en Jeanine Áñez, segunda vicepresidenta del senado boliviano y opositora al gobierno del saliente presidente, según manifestó el especialista. Sin embargo, ello sería momentáneamente hasta que se convoquen a nuevas elecciones.
Finalmente manifestó que la gestión del exmandatario habría sido una autocracia y no una dictadura “Creo que se convertía en una autocracia creciente. Morales debió aceptar el resultado del referéndum, debió inhibirse en ese proceso, no debió insultar a Carlos Mesa y autoproclamarse presidente”, sostuvo.
