Kelly Gil Sulca, fue condenada a 156 jornadas de trabajo comunitario por haber participado en una pelea con una vecina en el distrito de San Juan de Lurigancho. Por ello, la madre de familia, asiste todos los martes a cumplir su sentencia, lo hace, irremediablemente, con su bebé en brazos pues no tiene con quién dejarlo. Además, Kelly, debe pedir permiso en su trabajo para poder cumplir con la justicia, a pesar que, como cuenta, corre riesgo de ser despedida.
Su madre, María Sulca, está cumpliendo la misma condena; ambas son parte del programa de limpieza, pintando y arborizando del Colegio Pedro Labarthe, ubicado en La Victoria. Este programa, recibió a 150 personas tuteladas por el INPE y su finalidad es ayudar en el mantenimiento de grandes unidades escolares, a su vez, permitir a los sentenciados cumplir sus condenas en libertad.
María Noel Valencia, en cambio, afirma que cumple una condena completamente injusta. La mujer fue sentenciada a cumplir 40 jornadas laborales, esto, según lo dice, por defenderse de su agresor, quien es legalmente su esposo. Después de dos años de agresiones quiso defenderse, pero ahora está limpiando y pintando el colegio. El programa también incluye a los condenados internacionales, Robert Villamisar, ciudadano venezolano pasará 15 días limpiando colegios por defenderse de una agresión verbal propiciada por un conductor peruano de transporte público.
Nueva medida de servicio comunitario pretende aligerar el caos de las cárceles actuales, las cuales tienen una capacidad máxima de 39 mil presos, y en las que actualmente hay 93 mil, es decir 140% de sobrepoblación.