Las sospechas del equipo de inteligencia fiscal y policial eran totalmente ciertas, en el puerto del Callao dentro del buque "Carlotta" de bandera liberiana se hallaban dos toneladas de clorhidrato de cocaína.
Según la Dirandro, la droga fue embarcada en un puerto chileno y tenía como destino final Bélgica pero con una entrada al puerto del Callao. Los kilos de la ilegal mercadería estaban en bolsas de rafia que hacían un total de 1.851 paquetes camuflados.
Estos habían sido acondicionados en uno de los contenedores de la nave, la cual seguía la ruta Chile-Callao-Panamá-Bélgica. Este hallazgo fue posible gracias a la coordinaciones de la Dirandro, Fiscalía y Sunat con las armada chilena.
En Bélgica, un kilo de cocaína esta valorizado en 60 mil dolares, precio que puede llegar hasta triplicarse en algunos países de Asia, donde puede costar hasta 200 mil dolares.
Cabe señalar que el capitán de la nave, cuya identidad se mantiene en reserva, se encuentra en calidad de testigos como parte de la investigación.