Un niño de apenas un año y cuatro meses de edad terminó con el rostro desfigurado, tras ser atacado salvajemente por uno de los gallos de pelea de su abuelo materno, mientras jugaba en el patio de su casa.
Según la tía de la víctima, el llanto del pequeño no habría sido escuchado por su madre, ya que se encontraba en otro ambiente de la casa. “Ella tiene esa costumbre de dejar a los niños solos e irse”, expresó la mujer.
Por su parte, el padre del niño fue hasta la casa acompañado de la policía para poder rescatar a su hijo, luego se acercó a la comisaría para exigir la custodia del menor, quien ha resultado con múltiples heridas en la cara.