24 Horas Edición Central

12/09/2018

Terrorismo Nunca Más: Angélica, una madre de familia que sobrevivió al atentado de la calle Tarata

Al momento del ataque se encontraba en compañía de su hijo de dos años y con cinco meses de embarazado. Tras la explosión, ella y el bebé que llevaba dentro fueron los más perjudicados.




Angélica Jiménez es una de las personas que sobrevivió al atentado de Sendero Luminoso a la calle Tarata, en Miraflores, el 16 de julio de 1992. Al momento del ataque ella se encontraba junto a su menor hijo de dos años y en una gestación de cinco meses.

“El estruendo fue inmenso, el destello espantoso. Salimos volando por el aire mi hijito y yo. Me tiré encima de él como una araña. Lo único que pensaba era protegerlo. Nos estrellamos contra la parte superior de la pared, caímos y todo se apagó. Lo único que se oía eran los gritos de las personas, no se veía absolutamente nada”, mencionó.

Sin embargo, su falta de visión no se debía a la poca o nula luz de la zona, sino porque había quedado ciega. “ Lo peor fue que me di cuenta que yo no podía ver. Al principio pensé que era la oscuridad, pero la verdad era que todas las vigas de las ventanas, los vidrios, el cemento de la pared, todo se había incrustado en mis ojos y en todo mi cuerpo”, narró.

Posteriormente ella sería auxiliada por vecinos y trasladada a una clínica, donde fue operada de emergencia tras presentar varios cortes. Si bien su hijo de dos años recibió solo algunas heridas, el más afectado fue el pequeño que llevaba en el vientre, pues resultó con un daño cerebral severo.

En la actualidad él tiene 24 años, no puede valerse por si mismo y debe recibir una dosis de medicamentos para evitar convulsionar. Por tal motivo, Angélica Jiménez, su madre, ha iniciado un proceso judicial para que el Estado lo declare interdicto y pueda recibir una pensión, sin embargo, el proceso es complejo.

“Hemos tenido que ir a juicio y explicar todo lo que ha pasado y bueno, los trámites burocráticos son inmensos porque la enfermedad de Sebastián no está codificada, no es síndrome de Down, no es autista, entonces es producto de un atentado”, señaló.

Tras una serie de cirugías, a esta madre de familia lograron salvarle uno de sus ojos. Actualmente ella se desempeña como docente y trabaja cada día para darle un futuro mejor a este hijo, quien se convirtió en una víctima más de Sendero Luminoso aquella noche del 16 de julio de 1992.


También te puede interesar:

DENGUE