El caos y el desorden se vienen apoderando de todo Lima y viene ocurriendo en todos los rincones de la capital. Hoy la informalidad no distingue entre zonas populosas y lugares exclusivos de la capital.
Como por ejemplo, en el cruce de las avenidas La Molina con Elías Aparicio, donde un paradero de transporte público urbano se ha transformado en el nuevo centro de operaciones de diversos colectiveros. La Molina también es parte de la gran problemática de los taxis colectivos.
Aquí el negocio apunta a las personas que se dirigen hacia La Planicie donde pueden llegar a cobrar hasta dos soles por este servicio de transporte informal.
Estos conductores aprovechan que los buses de este distrito no llegan a todas los paraderos de La Molina para realizar un trabajo que no esta permitido.
Los usuarios de este ilegal servicio aseguraron que los choferes que brindan este servicio cuentan con la autorización de la municipalidad, la misma que respondió afirmando que no avalan ninguna de estas actividades.
