Hace unos días la colocación de un monumento que rinde homenaje al exdirector técnico de la selección, Ricardo Gareca y Paolo Guerrero, en un parque del distrito de San Miguel, ha generado diversos cuestionamientos, entre los que están la belleza del conjunto y el gasto que el mismo ha generado para su construcción.
Sin embargo, no es el único caso que presenta nuestra capital. En El Agustino, un tiranosaurio rex sobresale en medio de un terral rodeado de basura, pero lo que más llama la atención es el nombre de este lugar que es denominado parque ecológico “El Dinosaurio”, pero la realidad es otra, donde la vegetación es casi inexistente.
En tanto, el distrito de Los Olivos también alberga esta clase de monumentos. Para ser más específicos, en el cruce de las avenidas Carlos Izaguirre y Antúnez de Mayolo. Allí se encuentra una fuente que hoy en día no tiene ninguna funcionabilidad y que más bien se ha convertido en una obstrucción para los vecinos de esta parte de Lima.
Al respecto, Jorge Villena, especialista en gestión pública, señaló que varias de estas esculturas carecen de una relevancia cultural o histórica y que las autoridades son las causantes de construirlas en cualquier parte de la ciudad.
