Luego que se diera a conocer el ambiente laboral en el que trabajaban los dos jóvenes desaparecidos en el incendio de la galería “Nicolini”, en el Cercado de Lima, fiscalizadores de la comuna limeña comenzaron a realizar diversos operativos para frenar la informalidad y la explotación laboral.
Durante las revisiones que se estaban llevando a cabo al interior de un inmueble, ubicado en el pasaje 655 del jirón Puno, las autoridades encontraron que el mismo presentaba tres pisos hechos de estructuras metálicas, donde se corroboró que no había ventilación ni las medidas de seguridad que corresponden. Asimismo, pudieron verificar que los trabajadores debían ejecutar sus funciones en medio de condiciones inhumanas y que ponían en riesgo sus vidas al estar cerca de conexiones clandestinas de luz que podrían generar una desgracia.
Por otro lado, los fiscalizadores encontraron hasta un colchón que haría presumir existen personas que se quedaban a dormir en el lugar. Un panorama similar presentaba un segundo almacén que se encuentra en el misma zona. Allí se toparon con cajas de cartón y con un olor desagradable a orina. Sin embargo, eso no sería todo lo que halló personal de la Municipalidad de Lima
En la séptima cuadra del jirón Paruro también descubrieron una puerta que estaba cerrada con candando y cubierta por un banner gigante. Al ingresar se dieron con la sorpresa que habían varios trabajadores realizando sus respectivas actividades, pero en condiciones terribles. Finalmente este local fue clausurado al igual que los otros, pero además se le retiró la licencia de funcionamiento e interpuso una denuncia penal de oficio por el presunto delito contra la vida, el cuerpo y la salud.