Decenas de espectadores se congregan durante las madrugadas en las inmediaciones del cruce de las avenidas Los Alisos y Canta Callao, en San Martín de Porres. ¿El objetivo? Ver en primera fila los piques ilegales de autos que se realizan sin ningún tipo de vigilancia policial.
El rugido de sus motores repotenciados anuncia el inicio de una fiesta urbana donde impera la velocidad, el licor y la adrenalina. Estos conductores no solo ponen en riesgo sus vidas sino que además obstaculizan una importante vía.
Y es que los camiones y otros vehículos se ven obligados a esperar a que estos ‘rápidos y furiosos pilotos’ terminen su carrera en el circuito que ellos mismos se han trazado.
Los “piqueros” realizan esta ilegal actividad con total desparpajo, a vista y paciencia de unos serenos que, pareciera, acudieron al lugar solo para admirar el espectáculo.
Los conocidos “piques ilegales” son un peligro latente que ni la policía ni autoridades han podido frenar por años. Cuando se interviene un punto, rápidamente los piqueros migran a otra avenida. Al parecer los operativos no son suficientes.
