Entre los años 80 y 90, Sendero Luminoso sembraba el terror en la población produciendo interminables apagones tras derribar torres de alta tensión. Cada vez que las luces dejan de alumbrar, los terroristas atacaban centros policiales o hacían explotar coches bomba.
Los senderistas utilizaron la oscuridad como una de sus formas para confundir, aterrar y atentar contra miles de vidas. Lo tenían todo planificado y empezaban por traerse abajo las torres de alta tensión dejando la ciudad en tinieblas.
Una vez que las calles se encontraban en total oscuridad, los peruanos podían presentir lo peor. El miedo se respiraba en cada rincón, a la espera de un nuevo atentado terrorista.
Eran destacamentos especiales los encargados de realizar estas labores. Hombre y mujeres, varios de ellos profesionales infiltrados en instituciones estatales, realizaban este tipo de atentados, que significaron grandes pérdidas económicas para el país.
Los apagones fueron una constante durante la época del terror, donde los senderistas se escudaban en la oscuridad para cometer sus cobardes atentados y huir dejando destrucción y muerte, que podía percibirse en todos lados.