Sendero Luminoso y el MRTA hicieron de las dinamitas y los coches bomba sus principales armamentos para sembrar el terror en los años 80. Estos grupos terroristas planificaban con total exactitud sus atentados no solo en provincias, sino también en varios puntos de la capital, las mismas que dejaban como saldo decenas de fallecidos.
Los coches bomba que cargaban con explosivos eran sumamente destructivos debido al tratamiento que le daban al anfo, fertilizante que aumentaba la onda expansiva.
Los atentados se convirtieron en el pan de cada día entre los 80 y 90. Sobre la marcha, los agentes de UDEX fueron perfeccionándose en la desactivación de bombas caseras que los terroristas dejaban en toda la ciudad.
En aquel entonces, cualquier inocente podría resultar herido o muerto, como es el caso de Luis César Mendoza Zavaleta, quien iba a bordo de una combi cuando un coche bomba explotó en un puesto policial de la avenida Argentina.
Historias de sangre y horror a manos de terroristas, capaces de todo por defender el llamado pensamiento Gonzalo, infundido por su cabecilla Abimael Guzmán Reynoso.