El frío y húmedo asfalto es el incómodo colchón de unos pequeños, quienes duermen bajo el cielo gris de Lima. Al acercarnos a uno de los menores, nos confesó que dormía todos los días en aquel lugar, y solo tenía una chompa para abrigarse.
El menor también nos contó que había sido agredido por un señor que lo empujó a la pista, provocándole heridas en el rostro.
Las personas están tan acostumbrados a verlos tirados que casi se podría pensar que a todos nos ganó la indiferencia.
Lamentablemente, estos menores usan la droga para soportar el frío, como prueba de eso, se encontraron varias bolsas de terokal regadas por todos lados.
Como se recuerda, en febrero mostramos la realidad de menores en San Juan de Lurigancho, la cual no ha cambiado.