Acompañados de familiares, amigos y colegas, los restos del técnico de primera Gustavo Romero Zevallos y el suboficial de tercera Joel Sánchez Anaya fueron enterrados en el cementerio Santa Rosa, en Chorrillos.
Los familiares de los valientes oficiales, que se enfrentaron a delincuentes que habían asaltado a un cambista, exigieron que los responsables del crimen sean condenados a cadena perpetua.
Cristina Aguilar, esposa de Sánchez Anaya, sufrió una descompensación mientras brindaba el mensaje de despedida, por lo que tuvo que recibir ayuda médica.