El asesinato del jefe de seguridad de la galería Santa Lucía, Ítalo Adrianzén Torres, encendió la guerra entre dos grupos que se disputan la administración de dicho centro comercial. No podían comprender la repentina muerte del conocido vigilante, quien recibió cuatro balazos mientras retornaba a su casa durante la madrugada a bordo de una minivan.
Movidos por el dolor y la indignación, los integrantes de la asociación de propietarios de la galería, ubicada en el emporio comercial de Gamarra, fueron a buscar a una exadministradora del edificio, a quien acusan de haber mandado a matar a Ítalo Adrianzén.
Los dirigentes responsabilizaron de la muerte a la antigua administración, liderada por Celina Díaz Bautista, por presuntamente pretender adueñarse de la galería. Díaz Bautista no solo negó ser la autora intelectual del asesinato, sino acusó a la actual administración, liderada por el empresario Vicente Díaz Arce, de usurpar el cargo.
La policía llegó al centro comercial para investigar si la muerte del vigilante está relacionada a una disputa que no tiene cuando acabar.