La tensión bilateral entre la administración del presidente estadounidense Donald Trump y el gobierno mexicano encabezado por Claudia Sheinbaum volvió a escalar tras el reclamo de Washington por el incumplimiento del envío de agua correspondiente a las cuencas fronterizas. El mandatario norteamericano advirtió que México debe transferir antes del 31 de diciembre una parte sustancial del volumen adeudado y amenazó con imponer aranceles de hasta 5% si no se concreta el compromiso.
Exigencias de Washington y límites de México
De acuerdo con Trump, México mantiene una deuda superior a 986 millones de metros cúbicos acumulados y, como mínimo, debería cubrir 246 millones de metros cúbicos en las próximas semanas. Aseguró que el déficit afecta de manera directa a los agricultores y ganaderos de Texas, quienes dependen del caudal pactado. Desde el gobierno mexicano, Sheinbaum respondió que este año ya se entregó un volumen mayor al de ciclos previos, pero señaló que la sequía histórica en el norte del país impide completar la cuota sin comprometer el abastecimiento a la población y a las zonas agrícolas nacionales.
El diferendo se enmarca en el tratado bilateral de 1944, que regula la distribución del agua proveniente del río Colorado, el Bravo y el Conchos. El acuerdo establece parámetros anuales y quinquenales que ambos países deben cumplir. Sin embargo, el ciclo concluido en octubre dejó a México con menos de la mitad del volumen que debía transferir. La severa escasez hídrica, que también golpea al sur de Estados Unidos, agravó las dificultades para cumplir las obligaciones, incrementando las fricciones diplomáticas.
Si bien los aranceles son la principal herramienta de presión anunciada por Washington, analistas consideran que la Casa Blanca podría estar utilizando el conflicto hídrico para abrir espacios de negociación en otros temas sensibles de la relación bilateral, particularmente en el ámbito comercial y de seguridad en la frontera norte mexicana. Un aumento de tarifas afectaría directamente el intercambio entre ambos países, pero también tendría repercusiones en sectores productivos estadounidenses que dependen de insumos procedentes de México.


