La diputada chilena María Luisa Cordero volvió a situarse en el centro de la controversia tras una intervención parlamentaria que ha provocado rechazo en Bolivia y en su propio país. Durante un debate legislativo, la congresista, que también es médica psiquiatra, afirmó que los bolivianos nacerían con una “disminución del oxígeno cerebral” por vivir en el altiplano, lo que —según sus palabras— derivaría en una supuesta “encefalopatía hipóxica” y una “bradipsiquia”, término técnico que utilizó para justificar lo que calificó de “tontorronería”.
Las expresiones de Cordero, presentadas como una descripción médica, fueron rápidamente interpretadas como un ataque de tinte xenófobo. El presidente boliviano Luis Arce respondió de manera categórica, acusándola de racismo y discriminación contra todo un pueblo. En un comunicado, sostuvo que se trata de una afrenta al Parlamento chileno y cuestionó la ética profesional de la diputada. Además, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia adelantó que activará mecanismos diplomáticos para responder a lo ocurrido.
Reacciones oficiales y antecedentes de polémica
Desde Chile, el canciller Alberto van Klaveren también se pronunció y dejó claro que las declaraciones de Cordero “no representan la posición del Estado chileno ni del gobierno”. Recalcó que la xenofobia y el racismo son conductas inaceptables y que no forman parte del espíritu de las relaciones entre ambos países. El incidente no solo tensó la agenda bilateral, sino que también abrió el debate en torno a los límites de la libertad de expresión de los parlamentarios en asuntos sensibles.
María Luisa Cordero no es ajena a las controversias. En 2004 fue expulsada del Colegio Médico de Chile por la entrega irregular de licencias médicas, y en el pasado lanzó acusaciones públicas contra el hoy presidente Gabriel Boric, a quien vinculó con un supuesto tratamiento psiquiátrico. Ahora, sus palabras hacia los bolivianos han reavivado las críticas sobre su rol en la política chilena y su estilo de declaraciones que cruzan constantemente las fronteras del debate parlamentario.