“Ningún profeta es aceptado en su tierra”. Esta expresión de Jesús, pronunciada en Nazaret, bien podría resumir la ausencia del Papa Francisco en el país que lo vio nacer. Durante sus 12 años como Sumo Pontífice, Jorge Mario Bergoglio no volvió a pisar suelo argentino. Detrás de esta decisión, se esconden tensiones políticas que atravesaron diversos gobiernos, desde Cristina Fernández de Kirchner hasta Javier Milei.
El líder de la Iglesia católica mantuvo una relación compleja con distintos presidentes argentinos. Desde momentos de distanciamiento y duras críticas públicas, hasta gestos de reconciliación y perdón. Uno de los episodios más sonados fue protagonizado por el actual mandatario Javier Milei, quien antes de asumir la presidencia, llegó a llamar al Papa “el representante del maligno en la Tierra” y “comunista”. Francisco respondió sin rencor: “Mesías hubo uno solo, los demás son payasos del mesianismo”.
Sin embargo, la distancia no solo fue política. Según el cardenal Pedro Barreto, el propio Francisco alguna vez le confesó que evitaba viajar a su país por razones vinculadas a su rol como pastor universal, y citó las palabras de Jesús: “Ningún profeta es bien recibido en su propia patria”. Además, muchos consideran que su presencia en Argentina solo habría profundizado la polarización política existente.
SE SALUDARON Y SE ABRAZARON
A pesar de las diferencias, el perdón siempre estuvo presente. Ya como presidente, Javier Milei visitó al Papa Francisco en el Vaticano. Se dieron la mano y luego un abrazo. Tras la muerte del Sumo Pontífice, el jefe de Estado escribió en redes sociales: “A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí”. El Gobierno argentino decretó siete días de duelo nacional tras la muerte del Santo Padre.