Zion Clark es un ejemplo de que los límites solo están en la cabeza. Y es que pese a nacer sin piernas, este joven estadounidense ha logrado convertirse en uno de los mejores luchadores de su país.
El síndrome de regresión caudal, un trastorno genético que afectó el desarrollo de su columna vertebral, no fue una barrera para Clark. Pues, a los dieciséis años él descubrió la lucha libre, el deporte que le cambiaría la vida.
"Algunos niños tenían miedo de luchar conmigo. Yo no tenía miedo de luchar con ellos. No sabía lo que estaba haciendo", explica Clark.
Es así que al graduarse, Clark ya estaba clasificado dentro de los ocho mejores atletas estudiantiles de lucha libre en Estados Unidos, con 15 victorias en 33 combates.
Ahora, su objetivo es formar parte del equipo olímpico y ser uno de los mejores luchadores de estilo libre del mundo.